Matrimonio Judío

Ayer nuevamente desempolvé uno de mis dos ventiúnicos trajes que tengo... yo casi no he atendido matrimonios como la mayoría de mis amigos. Creo que he sido invitado sólo como a tres, pero en los tres me he ganado la cosa esa que el novio (ya esposo) le quita a su esposa de la pierna con los dientes. Ya debería haberme casado hace rato entonces...

El finde pasado acompañé a Kristine a un matrimonio. Se casó una amiga de ella de Universidad, de cuando las dos estudiaron en Rutgers y su nombre es Danielle. Danielle es Judía y se casó con un Judío, Edwin. Yo en realidad no los conozco, pero tienen pinta de que van a durar.

Es la primera ceremonia Judía y parece que no era el único porque el, llamémoslo cura, más que llevar a cabo la ceremonia en si, estuvo explicando paso a paso cada una de las cosas que iban a suceder antes de que sucedieran. Yo no entendía el por qué de la explicación, pues el salón estaba lleno de yamakas (dícese del sombrerito que los Judíos se ponen), y todas igualitas. Pregunté si es que había alguna yamaka especial para matrimonio, pero más tarde me di cuenta que a la entrada había una canasta llena de ellas que de hecho decían debajo el nombre de los que eran novios todavía... me cogí dos porque no dieron el acostumbrado recordatorio, jajaja. Depronto todos eran Judíos de esos de familia de verdad Judía que en realidad ya no son Judíos, if you know what I mean.

Pero matrimonio es matrimonio. Como de costumbre se pasó bueno: mucho trago, mucha comida... primero el coctel, luego la comida de verdad, que fue ensalada, salmón (para mi), postre, más postre, galletas y hasta chocolatina. Tocaba en serio bailar entre comidas para poder digerir y continuar. La chocolatina fué un buen detalle. Resulta que Edwin le propuso matrimonio a Danielle con una chocolatina en el tren 1 del metro de Manhattan (viven en el Bronx y tienen que ir todos los días a Downtown) y para celebrarlo repartieron galletas con envolturas con la ruta del 1 y un mensaje pidiéndole a la gente que se la comieran cuando montaran en él la próxima vez. Como difícil para mi tratar de planear eso, pero se hará el intento.

Esta vez la cogida del objeto que hablé al comienzo, fue particularmente chistosa. El novio lo arrojó y escasamente un trio de manes medio se esforzaron por mover un brazo para recogerlo. El objeto aterrizó al lado de mis zapatos y ninguno de ellos se inmutó... basicamente me tocó...

[fotos del matrimonio]